FUE LA GOTA QUE DERRAMÓ EL VASO.

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Pero no fue una gota;
fue una tormenta.

Pero no fue un vaso;
fue el Río Atemajac.

Pero no fue la lluvia;
fue la corrupción la que puso en riesgo la vida.

Lo ocurrido en Plaza Patria sacó a flote el modelo de gestión de esta ciudad.
Dejó ver una vez más lo que se mueve por debajo del agua.
Ignorando advertencias se otorgan permisos.
Conociendo los riesgos se autorizan construcciones.
Privilegiando el negocio se sacrifica el bienestar colectivo.

Y así en Arboledas del Sur.
Y así se desborda la ciudad, el hábitat del que depende nuestra calidad de vida.
Y es urgente poner un alto.
Han sido tres décadas de dejarnos arrastrar por la corriente de la mala planeación urbana y la
especulación inmobiliaria. ¡Ya basta!

● Porque se están usando las nuevas instituciones para seguir con las mismas viejas prácticas;
● Porque no se están resolviendo los verdaderos problemas y sigue la simulación, la ceguera
y la captura de las decisiones públicas,
● Porque diagnosticar problemas y plantear soluciones sirve de poco si a la hora de actuar no
se toma en cuenta el conocimiento existente y se defiende el interés público,
● Porque ya basta de retórica y de compromisos que no se cumplen, y porque urgen decisiones
y acciones orientadas a promover un desarrollo armónico, justo y sostenible.

Lo que padecemos en esta ciudad no son “fenómenos”, ni accidentes naturales, sino acciones concretas llevadas a cabo por actores que despliegan sus intereses particulares en el territorio, aprovechándose de los espacios de poder. Debemos nombrarlos, hacerlos visibles y encontrar formas de procesar los conflictos para garantizar que los bienes públicos se valoran sobre los intereses particulares.

Por eso exigimos:

– No más discursos simulados ni repetición de las formas de siempre. Exigimos la
articulación del modelo de ciudad compacta, conectada, equitativa, cercana en todos los
instrumentos jurídicos, de gestión, y en todas las acciones urbanísticas.

– No más el interés público capturado por el privado. Exigimos que las decisiones públicas
sirvan para defender el bien común y ampliar los bienes públicos, no reducirlos.

– No más desprecio del conocimiento existente. Exigimos que se utilice el conocimiento
acumulado por todas las voces y no sólo el de los mismos consultores de cabecera que han sido
complacientes con un desarrollo urbano que favorece el negocio inmobiliario.

– No más un gobierno de lo público sin el público. Exigimos procesos de participación y de
planeación del desarrollo vinculantes, no simulados, y un consejo ciudadano no designado por
los alcaldes.

Por eso reclamamos:

Al Gobernador de Jalisco, por ignorar los instrumentos de ordenamiento ecológico y desarrollo urbano.

A las y los alcaldes, alcaldes con licencia y alcaldes interinos de las ciudades de Jalisco, por ignorar discrecionalmente los objetivos de una ciudad sustentable en los planes parciales, permisos y autorizaciones para el desarrollo urbano, e imponer sus proyectos sin diálogo o información abierta. Por A candidatas y candidatos: a comprometerse con un proceso abierto de legislación, planeación, ordenación, presupuestación y evaluación del desarrollo urbano y territorial.

Al IMEPLAN: para diversificar los espacios de diálogo y construcción con la ciudadanía y diversos
sectores.

A la academia: para implicarse más y poner el conocimiento al servicio del bien público.

A urbanistas, consultores y profesionales de la ciudad y el territorio: para ser más coherentes y menos complacientes con el interés particular que afecta al público.

A desarrolladoras y constructoras de vivienda: a asumir los costos ambientales, sociales y urbanos sin cargarlos a los demás, y a explorar modelos de negocio sostenibles y socialmente responsables.

A las organizaciones de la sociedad civil: para denunciar, sostener la mirada crítica, transparentar sus causas y abrir vías de construcción y diálogo; y

A las y los habitantes de Jalisco: para poner un alto a esta forma de hacer ciudad que es rentable para muy pocos y nos afecta a todas y todos.